Sin duda alguna la historia contemporánea de Marmolejo está ligada indisolublemente a la de su Balneario. Con su construcción comienza la época más brillante de la historia de la localidad, la de su mayor esplendor y popularidad.
En la España rural de finales del siglo XIX, un pequeño pueblo de apenas 4.000 habitantes se convierte en el destino predilecto de la burguesía y aristocracia española. Diputados, ministros, intelectuales, condes, marqueses, embajadores… junto a cientos de ciudadanos de toda condición, viajaron a Marmolejo atraídos por la fama que numerosos doctores y tratados médicos otorgaban a las aguas de Marmolejo en el tratamiento de enfermedades del estómago, el hígado y los riñones.
De esta forma, Marmolejo vivirá durante varias décadas al ritmo de una gran ciudad. En la época de mayor esplendor llegó a contar con más de 30 tabernas, 10 hoteles, 4 casinos, 3 cines, un teatro, 4 joyerías y multitud de establecimientos de todo tipo. Fiel a su tradición agrícola, los vecinos y vecinas de la localidad llamaron siempre a la temporada de aguas del Balneario la tercera cosecha.
Eduardo León y Llerena, diputado en Cortes y consejero de Estado, compró el Balneario en 1883 en subasta pública y a él debemos, en gran medida, la proyección internacional que llevó a Marmolejo a estar presente en las exposiciones universales de Londres, París o Chicago y el hecho de que visitasen Marmolejo personajes como Ramón y Cajal, los hermanos Álvarez Quintero, Ortega y Gasset, Torcuato Luca de Tena, Rodolfo Valentino o el mismísimo Charles Chaplin.